- Hay un plan de Dios para cada uno; pero no estamos “programados”: sería rebajar a Dios a nuestra pobre altura (122)
- Se necesita una catequesis sobre la maravilla de la misericordia de Dios y de la gracia divina (74)
- El sentido de la filiación divina conduce a una gran libertad de espíritu y a una profunda alegría y optimismo propio de la esperanza (23)
- El teólogo ayuda a evitar tensiones subjetivas, innecesarias y objetivamente inmotivadas, entre la ciencia y la fe (24)
- La teología es necesaria para todo creyente porque la fe, en la medida en que es viva, tiende a querer saber mejor aquello que cree (25)
- Pocas veces se llega a debatir filosóficamente sobre la existencia de Dios: el diálogo se corta antes de entrar en materia (49)
- El acto propio de la libertad es amar el bien (55)
- La obediencia cristiana, no solo no es contraria a la libertad, sino que es ejercicio de libertad (55)
- En la dirección espiritual personal, no se manda nada, solo se aconseja y se fomenta expresamente la iniciativa (56)
- Razón y fe están en niveles distintos, pero las dos comunican objetivamente en el ser y subjetivamente en la inteligencia del creyente (41)
- Mi experiencia es que las aparentes contradicciones [entre fe y ciencia] se basan en equívocos sobre los términos de la cuestión (42)
- En las épocas mejores siguió habiendo comportamientos lamentables, y en los momentos más bajos ejemplos egregios de santidad (47)
- La Iglesia es, antes y sobre todo, una persona: Jesucristo (66)
- La dimensión institucional de la Iglesia está al servicio de las personas y no al revés (66)
- La Iglesia no la hacemos los hombres; la ha hecho y la hace Jesucristo; no la hacemos, sino que la recibimos (67)
- Una clave principal [de la actual crisis en la piedad] está en el mal trato que se da a la Eucaristía (70)
- La predicación del Evangelio (…) tiene su tono o ambiente propio en el gozo y la paz: la alegría de los hijos de Dios (72)
- Más que crisis de confesión, hay crisis de confesores (74)
- La nueva evangelización no es un “proyecto humano de expansión” (94)
- Una “nueva” evangelización es, en realidad, la misión permanente de la Iglesia ante una “nueva” situación (94)
- La Iglesia vive su misión proponiendo el Evangelio, nunca imponiéndolo (…) La fe solo libremente puede recibirse (97)
- Comprometerse es invertir la libertad en un empeño valioso (137)
- Si la Iglesia de Cristo no fuera una sola, no tendría sentido buscar la unión (o la reunión, pues la separación no es originaria) (36)
- Un reflejo de la influencia del marxismo es “la reducción de la política a economía, coincidiendo en esto con el capitalismo liberal extremo” (19)
- Que el marxismo haya fracasado no significa que estén ya resueltos los problemas que decía venir a dar respuesta (19)
- Un «prudente relativismo» (…) en sí mismo lleva la inclinación hacia la dictadura, en la que la «verdad» la establece el poder (53)
- Como decía Ratzinger, un Estado no puede durar como Estado de Derecho si no se reconocen valores absolutos previos al Estado (61)
- Sin valores absolutos, el mismo Derecho no pasaría de ser –según la afirmación de Karl Marx- un aparato decorativo del poder (48)
- Decía Voltaire, con su humor cínico, que prefería que su barbero fuera creyente, porque le daba cierta seguridad de que no le degollaría (58)
- Las aportaciones de los cristianos sobre asuntos de interés públicos no son soluciones confesionales (58)
- Participar en el debate civil es un derecho, no una concesión que te hacen (58)
- Las leyes civiles no pueden ni deben impedir todo lo que es contrario a la moral natural, pero sí todo lo que siendo contrario a la moral, atente al bien común (60)
- Un cristiano debe actuar con respeto hacia las personas que sostienen, teórica o prácticamente, posturas contrarias (61)
- Sin hombres justos no funcionan con justicia las estructuras por buenas que sean (147)
- La pobreza de espíritu es un gran bien, no solo cristiano, pues es expresión de libertad (151)
Sobre Dios, la
Iglesia y el mundo
Fernando Ocáriz
(entrevistado por Rafael Serrano)
Ediciones Rialp
Madrid, 2013
158 pp.
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